Testimonios de estudiantes que representaron a Formosa en distintas Olimpiadas Nacionales

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En el ciclo escolar 2018, varios estudiantes formoseños han llegado a la Instancia Nacional en distintas Olimpiadas, haciéndose acreedores de medallas o menciones, pero todos obtuvieron una  gran recompensa, el honor de haber representado a la provincia.

La Gestión Gubernamental sostiene que “La Educación es una cuestión de Estado” y el Estado somos todos, todos lo conformamos y todos debemos aportar en su desarrollo. Este grupo de estudiantes que durante meses estudió y trabajó en una investigación,  le puso empeño y esfuerzo, contribuyendo de tal manera al crecimiento y mejora de la educación formoseña, es un ejemplo de jóvenes, que por interés propio decide unirse a este gran desafío que no es una obligación, no es una tarea escolar, no es una condición, es una decisión cargada de responsabilidad, compromiso y dedicación.

Matías Campuzano, Martín Lemos y Tiago Lezcano, forman parte del cuerpo de estudiantes del Colegio Privado San Martín, Mariela Cabaña y Ruth Bernal, de la E.P.E.S. N° 57. Ambos grupos acompañados por sus docentes: Nidia Leiva (ISM) y Amelia Vergara (E.P.E.S. N° 57), pertenecen no sólo a distintas instituciones sino también forman parte de diferentes gestiones educativas. Los primeros, al Departamento de Educación Privada, mientras que las jóvenes al sistema público. De esta manera, queda evidenciado que el sistema educativo es uno solo, que ambos tienen la misma igualdad de oportunidades y de acceso a un estudio digno y garantizado.

Con la temática: “El Vertedero Cateura y el Río Paraguay, socios silenciosos y malévolos para el ambiente y la sociedad en la Región del NEA en los últimos 10 años”, Mariela y Ruth llegaron a la Olimpiada de Geografía realizada en la ciudad de Santa Fe. Con voz aguda y pausada, Mariela cuenta que esta experiencia comenzó con la propuesta de participar y con la presentación del tema por parte de su profesora.

“Nos pareció interesante porque no conocíamos sobre el Vertedero, teníamos desconocimiento sobre el tema. Esta falta de información fue un desafío, me dio un poco de miedo pero de igual manera, con mi compañera, decidimos seguir”, expresó. “Participar tiene sus diferentes lados, por una parte es divertido porque conoces gente, es una experiencia nueva, salís del ambiente cotidiano, pero por el otro es estresante, siempre hay presión, y este tipo de competencias te impone muchas horas de estudio de investigación, de dedicación. Fueron sólo 10 minutos de presentación, tiempo muy limitado para un trabajo tan largo, y eso nos jugó un poco en contra. De repente los nervios se acrecentaron”, continuó explicando.

En otro escenario, semanas antes, en la ciudad de Río Cuarto, ubicada en la provincia de Córdoba, se desarrolló la Olimpiada de Biología. Esta competencia tuvo el agrado de recibir como participantes a tres jóvenes formoseños que fueron a dejar en ese examen lo mejor de sí, para  compartir y competir con otros cientos de alumnos sus conocimientos, sus ideas, y por qué no, su cultura. Ellos salieron y volvieron triunfantes, porque desde el momento de haber tomado la decisión de ser parte de esta competencia de conocimientos, para ellos, su familia, institución y para la provincia, ya eran ganadores.

Para estos chicos y su profesora, la historia con la Olimpiada comenzó hace unos meses atrás, cuando participaron en la Instancia Colegial, evento donde nació este trío masculino que siguió avanzando, pasando la Intercolegial y luego la Provincial. Rindieron exámenes teóricos y prácticos, pero el más difícil fue el de la integración grupal. Ahí también salieron victoriosos.

El amor por esta competencia educativa viene desde hace unos años.

Matías, cumplió su cuarta y última participación consecutiva. También, fue la última de Martín, quién tuvo el honor de ser parte de este evento durante tres años seguidos. Y por último está Tiago, el más pequeño de

edad y en experiencia ya que es su primer paso por este mundo olímpico.

“Hay dos cosas que me impulsaron a participar. Por un lado el examen teórico que me permitió conocer a otros estudiantes, profesores, que a la vez son parte de esta competencia y que de igual manera te ayudan, te orientan en la materia y hasta te incentivan a seguir estudiando. Y por la otra parte está la evaluación práctica, en donde tuve la oportunidad de vivir experiencias que antes no las había tenido”, comentó Matías, el participante más antiguo.

Al ser consultados si podían describir que sintieron cuando se enteraron que eran los finalistas, Martín no dudo en contestar: “Felicidad y alivio porque pasamos a una Instancia Nacional, en donde se sabe que participan estudiantes de distintos colegios del país. Es maravilloso, porque entras en una competencia que se llama “Compartiendo” que es el lema de la OAB, Olimpiadas Argentina de Biología, y se siente muy esperanzador, te dan ganas de cada vez estudiar más”.  Continuando al argumento de su compañero, Tiago agregó; “También, al ser los únicos representes de Formosa, te alienta a hacer lo mejor posible para demostrar al resto de los habitantes argentinos el nivel académico que tiene la provincia”. Sin ser un dato menor, la profesora sintió la necesidad de destacar que los jóvenes solo tienen la modalidad de Biología hasta 4° año, por lo tanto el interés personal y la experiencia vivida es lo que los lleva a participar.

“Estos eventos educativos dejan varios tipos de enseñanzas, fuimos con la mentalidad de conocer a otros jóvenes, conocer sus realidades, su cultura, intercambiar experiencias. No sólo ir a rendir sino también, compartir”, reflexionó Tiago. “También,  te acerca un poco a lo que es la Universidad, al rendir en un establecimiento universitario, los alumnos están en clase, en los comedores, y nosotros vivimos eso, sin darnos cuenta empezamos a acercarnos al espacio académico de Educación superior”.

“Es un crecimiento personal, grupal, institucional. Los directivos siempre apoyando y acompañando porque son los que en principio nos incentivan a seguir trabajando, porque sin su apoyo avanzar sería muy difícil. También de los padres, que siempre están colaborando en todo”, expresó contenta la docente.

Tiago siente la necesidad de despedir a  sus compañeros pero a la vez transmitirle a su profesora, formadora y  motor de lucha en este trabajo, que: “A pesar de que los chicos se van, porque ya cumplieron con nosotros y ahora deben seguir su camino, queda

un compañero que años anteriores ha participado, por lo tanto  la profe  no queda sola, creo que los dos seremos los semilleros”.

Son cinco jóvenes entre 15 y 16 años, que durante su paso por el sistema educativo secundario dejan escrita una historia, una historia basada en compromiso, en dedicación, en interés por ir creciendo personal y académicamente, pensando siempre en la posibilidad a futuro que esta preparación les puede dar. No importa las horas de más que debieron estudiar o investigar, los nervios que invadieron el cuerpo por la ansiedad y el entusiasmo, lo único válido siempre fueron las ganas al progreso, porque estos son los estudiantes que se pretende tener y que los tenemos, que se están formando y por los cuales se seguirá luchando.