En el extremo oeste trabajan extendido 24 horas para contener al rio Pilcomayo

Compartir

Resumida en la máxima “En Formosa no se rinde nadie”, transcripta en cartelones que uno aprecia en maquinarias viales, en campamentos de policías y recursos humanos de diferentes estamentos del estado, en viviendas de aborígenes y criollos, se resume la tarea titánica durante las 24 horas que se ejecuta en el extremo oeste para defender a las poblaciones de las desbordadas aguas del rio Pilcomayo.

El coordinador del PEP, Aldo Ingolotti, situado en uno de los campamentos montados en aquella región, en este caso llamado “La Gringa”, al noroeste del departamento Bermejo y donde se desarrollan las actividades de emergencia más importantes.

“Este es el sector más crítico y lo que debemos puntualizar es que no ha existido hasta este momento rotura de barreras, porque así lo han señalado algunos medios, con la pretensión de desdibujar la imagen del gobierno”, dejo en claro ante todo. Admite sí que existieron algunas filtraciones que fueron solucionadas inmediatamente.

“Esas filtraciones se registraron por debajo de la capa artificial del suelo natural y por debajo de la capa de asiento. Son fallas geológicas, algunas de profundidades considerables y por ello con el equipo destacado en la zona esas fallas fuimos solucionando y algunas estamos mitigando, a fin de reducir el riesgo”, explico.

Advirtió Ingolotti que “estamos en alerta máxima, los picos que se han producido en la alta cuenca del Pilcomayo están pasando en estos momentos en la zona. No tenemos evacuados anegados por esta crecida, sí por las permanentes lluvias en toda la región y lógicamente como en cualquier lugar, producen situaciones de anegamientos”.

Indico que “estuvimos hoy en un lugar donde tenemos tres equipos de bombeo de alta eficiencia, con los cuales fuimos mitigando el impacto de esas lluvias, especialmente en los sectores poblados que tienen anillos de contención, es decir una barrera de defensas como tiene Formosa, o como otras localidades con riesgo de ser invadidas por las aguas de un riacho o de un río”.

Explico que “tenemos varios frentes de trabajo: Por ejemplo en un tramo de 54 kilómetros tenemos tres diferentes secciones que recorremos permanentemente, para así operar en cualquier momento o circunstancia que se requiera”.

 

“Seguimos trabajando y lo hacemos las 24 horas del día. Nuestro ánimo y espíritu está más predispuesto que nunca porque ya estamos pasando el pico, los riesgos mayores de no darse otra circunstancias compleja habrán pasado en las próximas horas, mas allá de que siempre queda el riesgo de las filtraciones profundas, por eso vamos a seguir acá en todo momento”.

 

140 kilómetros

de rio artificial

 

Por su parte, David Gamarra, conductor de obra del campamento Las Torres de Vialidad Provincial, expuso mientras coordinaba tareas a orillas de las correderas del río Pilcomayo, que es parte de  un equipo encargado de hacer la limpieza de las correderas y “excavando dentro del bañado para generar un río artificial”.

Indico que estas obras permiten el aprovechamiento de las aguas del río Pilcomayo, las cuales son embalsadas en el bañado La Estrella y repartidas a su vez en diferentes canales y riachos.

“En estos momentos estamos teniendo un ciclo de crecida del río, por lo cual nos dedicamos exclusivamente al monitoreo de defensas ya que tenemos comunidades con infraestructura, con viviendas, centros de salud, centros comunitarios, redes eléctricas y agua potable (pozos para aprovechar napas a alta profundidad).

Indico que “muchas de estas comunidades tienen explotaciones como la agricultura, la ganadería y nosotros estamos poniéndole un límite a las aguas con las defensas”, subrayando que en esa tarea están abocados durante las 24 horas, más en esta época donde tenemos el río alto, lo que los obliga a estar atentos para observar si se registran fallas y solucionarlas de inmediato.

“Esto de las correderas surge a raíz del comportamiento del río, dado que arrastra muchos sedimentos y materiales flotantes, palos y hasta arboles enteros, lo cual va obstruyendo su cauce, provocando que ese vado vaya desapareciendo y que se seque el cauce”, explico.

Preciso que “si bien a nosotros en la escuela nos enseñaron que el río Pilcomayo desemboca en el río Paraguay, en la actualidad ya no es más así, porque el cauce ha desaparecido, quedando solamente treinta kilómetros del cauce original. Por ello ambos gobiernos, de Argentina y Paraguay, tomaron la decisión de mantener el río haciendo un cauce artificial, tanto dentro del territorio argentino como dentro del territorio paraguayo”.

Remonto que “este proceso se data del año 1991 y se fue trabajando arduamente lográndose que hoy haya 140 kilómetros de río artificial y seguimos trabajando año a año y los equipos van cambiando, varias generaciones ya trabajaron en este río artificial, ahora nos toca a nosotros y estamos trabajando intensamente más aún con esta crecida del río, tratando de defender las poblaciones”.